viernes, 2 de marzo de 2012

Las frases que siempre se recuerdan

Hay momentos en la vida que siempre se recuerdan, momentos malos y momentos buenos, ojalá pudiéramos quedarnos siempre con los buenos, pero la psique humana es un "poco" más complicada que eso. Pero además de esto, tenemos frases que nos conmovieron en distintas circunstancias, por la persona que lo dijo, por la oportunidad, o por las vivencias que nos recuerdan. Como a todo el mundo a mi me conmovieron momentos vividos leyendo un libro, escuchando una canción o viendo una película.
La película mítica de las frases es Casablanca, la mía también, lo debo reconocer. Pero entre esas películas conmovedoras y llenas de frases que siempre se recuerdan esta "Cinema Paradiso", la he visto infinidad de veces, pero el otro día la volvió a poner la 2, y no pude resistirme a verla una vez más. Esta maravillosa película dirigida por Giuseppe Tornatore, es un canto a la vida, y a los momentos que vivimos y pasaron, pero que siempre nos deja una suma de vivencias que nos hace a cada uno individuos únicos e irrepetibles.
Es además la película de las frases de Cine, el personaje de Alfredo interpretado por el actor francés Philippe Noiret, se pasa toda la película aconsejando al niño protagonista Totó con frases de antiguas películas, pero las mejores son originales de ésta, cuando con música de fondo del magnifico Ennio Morricone nos resume en unas pocas palabras toda una filosofía. La más recordada siempre será "Hagas lo que hagas amaló", todo estaremos de acuerdo que conseguir eso, es lo que debería siempre guiarnos.
A mí me gusta especialmente dos momentos, el primero es una de esas frases, dice Alfredo: "Tarde o temprano llega un momento en el que hablar y estar callado es la misma cosa", os dejo pensando en ello. El otro momento que da para que cada uno lo interprete a su manera (eso es lo bueno de esta película), es un Cuento que narra Alfredo al niño Totó:
Alfredo: -Te contaré una historia. Sólo para ti, Totó. Sentémonos. Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó... 
Totó: -¿Qué? ¿Justo al final? 
Alfredo: -¡Justo al final, Toto! No me preguntes qué significa, no lo sé. Si logras descifrarlo, me lo dices.

Os dejo el vídeo para que veáis la escena, el que no haya visto la película, a que espera, el final para mi es uno de los mejores de la historia del cine, para el que tenga la suerte de verla por primera vez no lo desvelaremos.